Contigo...

Contigo… ¿por qué ultimamente todas las canciones que escucho me dicen lo mismo? Contigo. Siempre contigo. Todas y cada una me empujan a ti. Y yo me dejo. Porque quiero. Quiero estar así. Toda la vida si tú me dejas. Contigo y con nadie más. Solos los dos bajo la lluvia, sin preocuparnos del resfriado, del frío… sólo pendientes el uno del otro. Quiero estar en tus brazos, sintiendo que nada malo va a pasar porque estoy contigo y mientras esto sea así no tengo que preocuparme. Poder sentir que se acabó dolerme por la persona equivocada porque tú nunca vas a hacerme sufrir.

¿Ingenua? Al contrario. Estoy ya muy quemada en asuntos como estos. Me han hecho mucho daño, aunque muchas veces no me haya quejado. Pero ya está bien de hablar de mí y mis dolores. Hablemos de algo más grande, más importante. Hablemos de nosotros.

Contigo… todo me remite a esa palabra. Contigo. Junto a ti. En tu compañía. Todo lo bueno que me pasa es contigo. Sola siento como si me ahogara, me falta algo que resulta ser tu sonrisa, esa presencia cálida, como el sol, que llena mi corazón. Y todo ese bienestar me provoca, además, muchísimo miedo. Un miedo terrible a perderlo todo. A que un día todo se acabe, que nos convirtamos en dos extraños que se miran a través de la mesa que comparten con otros y que no se reconozcan.

No quiero perderte. Y sin embargo no dejo de sentir que, día tras día, me comporto como una estúpida, arruinando lo que tenemos, y que sólo tú con tu infinita paciencia, consigues que todo siga adelante. Siento ser tan tozuda, fácilmente irritable, caprichosa y en definitiva tonta. No quiero que todo se me vaya de las manos y un día tú te canses y te vayas. Que me dejes aunque me quieras porque no aguantas más tirando tú solo de la cuerda.

Prometo ser mejor. No son palabras vacías. Esta vez será diferente. Prometo que intentaré no enfadarme por tonterías, no dejar de hablarte así por las buenas y comerte a besos a los cinco minutos. Porque sí. Eso es todo lo que duran mis enfados. Cinco minutos y luego me doy cuenta de lo que estoy haciendo y corro a pedirte perdón. Y realmente lo siento. Sabes que lo siento. Pero yo también sé que todo tiene un límite. Y no quiero cruzar el nuestro.

Es todo lo que tenía que decirte. Eso, y también darte mis felicidades. Y las gracias por estos cinco meses a tu lado. Por todo y por nada. Por ser mi ángel de la guarda y la luz que brilla en el caos y la oscuridad. Por ser la única persona que consigue iluminarme con una sola sonrisa. Porque haces que a tu lado quiera ser mejor persona (y a veces hasta lo consiga). Porque no me importa que la lluvia me empape si estoy contigo y con tus besos a solas...

Eres importante, ¿lo sabías? Espero que sí. Porque lo eres. Y espero que siempre sigas siéndolo. No me importa si algún día yo no lo soy para ti. Tú siempre lo serás para mí.

Felicidades chiqui(llo)