Aecio, la Nemesis de Atila

Todos conocemos a Atila el Huno, el Azote de Dios, que por donde pasaba no volvía a crecer la hierba, que ayudó a la total destrucción del Imperio Romano de Occidente (por obra y gracia de los Godos y los Vándalos) y tuvo en jaque al Imperio Romano de Oriente. Pero muy pocos conocen al general Flavio Aecio, el romano que le paró los pies en la batalla de los Campos Cataláunicos.

Aecio, el último mohicano romano

La historia de los dos parece más una leyenda, pues sus destinos se entrelazaron desde el nacimiento, y aunque hay autores que afirman que nacieron en el mismo año, quizá para afirmar esta dualidad de ambos personajes, la opinión de la mayoría es que Atila nació en el 395 y Aecio un año después, el 396 de la era moderna. Sus muertes acaecieron también una muy cerca de la otra, Atila murió en el 453 y Aecio, otra vez, un año después, en 454. También, Aecio sirvió de rehén con Alarico I y más tarde con Rua, caudillo huno, mientras que Atila pasó su juventud como rehén del Emperador de Occidente en Rávena, lo que permitió a ambos conocer las fuerzas y debilidades de la nación del otro, algo que sería muy necesario en los años venideros. Eso sin contar la amistad de Aecio con el pueblo godo, que le valdría la alianza de Teodorico I en la batalla de los Campos Cataláunicos... Pero no adelantemos acontecimientos.

Atila, un huno nº uno.¿U no?

Decíamos que Aecio sirvió de rehén al caudillo huno Rua... Pues bien, este hombre no era ni más ni menos que el tío de Atila, a quien sucederían a su muerte este y su hermano Bleda (que murió después en extrañas circunstancias - guiño, guiño). Se especula con que en los últimos momentos de su  estadía con los hunos, Aecio coincidió con Atila, se conocieron y llegaron a ser amigos.

Después de este pupilaje, Aecio sirvió como comandante de caballería (como su padre, Flavio Gaudencio), y un tiempo después como Magister Militum, lo que viene siendo el que corta el bacalao en los ejércitos romanos, con poder absoluto. Ahí su carrera empezó a darle alegrías a un mermado Imperio Romano. Combatió a visigodos y burgundios, y en la Batalla de Mons Colubrarius (438) infligió una derrota considerable a los godos.

Teodorico I. No, no me he equivocado de rey.

Pero los problemas se agolpaban en el horizonte. Rua había muerto hacía ya muchos años, y los hunos no se contentaban con permanecer en los márgenes de su territorio. Fueron convenciendo o anexionando a muchas otras tribus, entre ellos escitas, sármatas u ostrogodos, y se plantó en la Galia con un ejército como pocas veces se había visto antes. Arrasó Metz, Reims y Amiens, entre otras, hasta que se encontraron con lo que nadie hubiera creído posible: romanos, bajo el mando de Aecio, aliados con visigodos, comandados por Teodorico I, y algunas tribus de alanos y francos. El lugar era lo que hoy se conoce como Châlons, pero en aquella época, se la llamó la Batalla de los Campos Cataláunicos. Era el año 451.

La batalla duró horas, y los ejércitos se masacraron entre sí. Teodorico el Grande cayó muerto, en una carga de los hunos, con el propio Atila a la cabeza. Pero esto no hizo que los visigodos se retirasen. Turismundo, uno de los hijos de Teodorico, fue nombrado Rey allí mismo, y siguió comandando la batalla con el mismo ardor que antes lo hiciera su padre, incluso más, puesto que los visigodos empezaron a ganar terreno y acabaron haciendo huir a los ostrogodos, haciendo peligrar la posición de los hunos de Atila. Éstos se retiraron, pero nadie los persiguió. Turismundo volvió a Tolosa, para proclamarse Rey, y Aecio no pudo o no quiso rematar las mermadas fuerzas de Atila. Se especula con que fue una maniobra política, para que ninguno de los dos pueblos bárbaros (hunos y visigodos) tuvieran demasiado poder como para amenazar al Imperio por separado, puesto que si se destruía uno, el otro crecería con sus restos. Además, ya había habido demasiadas muertes por aquel día. Se cuenta que los que vieron el campo de batalla después decían "Cadavera vero innumera" - Los cadáveres eran realmente innumerables. Fue la última gran batalla del Imperio Romano de Occidente.

Leon I, amenazando con meter cruces por el culo a Atila desde 452

Sin embargo, Atila, con un ejército más reducido, al año siguiente penetró en la Península Itálica, llegando a las mismísimas puertas de Roma. Pero un sólo hombre paró a todo el ejército huno, un tío con los cojones como catedrales (jejeje). El Papa León I se entrevistó en privado con Atila, y nunca se supo qué se trató en aquella conversación. Pero Atila dio media vuelta y dejó de amenazar Roma y se retiró de Italia. En aquello Aecio no pudo intervenir, puesto que el Emperador Valentiniano III había ordenado resistir en Rávena al ataque huno, que nunca se produjo. 

Valentiniano III: Uno que la lió parda

Otro año después, Atila moría en su noche de bodas con una princesa goda... de una hemorragia nasal. Triste, pero cierto final para uno de los grandes conquistadores nómadas (otro día hablaremos de Gengis Khan y del no tan conocido Tamerlán). Irónicamente, el final de Atila supuso también el final de Aecio, puesto que como el general romano ya no era tan imprescindible para combatir al huno, Valentiniano III lo asesinó personalmente en 454, ya que creía que podía ser una amenaza para su reinado. Al año siguiente, dos oficiales de Aecio se cargaron a Valentiniano. Ojo por ojo.

Y esta es, amigos, la historia del que fue llamado "el último romano", el último gran general del Imperio de Occidente, el que frenó al todopoderoso Atila... Pero no pudo evitar el desmoronamiento total de uno de los Imperios más longevos y extensos de la Historia.

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Como curiosidad, hay una película de la historia de estos dos, llamada "Atila el Huno"... con Gerard Butler  (Leónidas) como Atila, Tim Curry como Teodosio, Liam Cunningham como Teodorico y alguno más. También recomiendo leer la saga de Atila de William Napier, publicada por Esfera.

Huns & Peace!